Erase una vez, una pequeña y diminuta frijolita llamada Cleopatra. Ella vivía muy feliz en su mundo “el costal”, acompañada de los demás frijolitos.Era muy bella, todos la querían, por ser tan buena.
Un repentino día Cleopatra se vio en aprietos, ya que el dueño de la casa había decidido hacer una sopa de choros y como vio que le faltaba algo, decidió echarle frijolitos.
Entonces Cleopatra, al escuchar lo que iba hacer la dueña, decidió ir en busca de sus amigos: Alonsito, Yullisa y Pepito.Todos eran huérfanos, así que no lo pensaron y se pusieron a preparar un plan de escape.
Pero fue tan triste que en el transcurso del plan, Alonsito cayó al suelo y justo para su mala suerte pasaba en bicicleta el hijo de la dueña, Jorgito, y lo pisó, dejándolo todo aplastadito y muerto. Les dio mucha pena, pero siguieron el curso del plan, dirigiéndose a la casa vecina, en busca de un nuevo hogar.
Aunque al final de todo la dueña se había olvidado de hacer los dichosos frijolitos, Cleopatra y sus amigos, ya se habían ido a vivir a un mundo incierto: la casa vecina.
Finalmente su tía Isabel recibió muy buenas noticias de ella y de sus amigos: La estaban pasando muy bien, habían encontrado un bonito lugar en donde vivir, un lugar donde no se comía frijoles.
Meylin Díaz Tarazona
Quinto año de Secundaria
Técnica de producción: Cuentos disparatados
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